Unidos al Sínodo diocesano
Con el objetivo de invocar la guía del Espíritu Santo para que conduzca el Sínodo convocado por el Papa Francisco, la Diócesis de Arecibo se unió hoy a las demás catedrales del mundo para celebrar la Misa que marca la apertura de este proceso en las iglesias locales y que culminará con el Sínodo en Roma en octubre de 2023.
“Queremos reunir a los representantes del pueblo de Dios en la diócesis en un espíritu de comunión”, explicó el Obispo de Arecibo, Monseñor Daniel Fernández Torres, al inicio de la Misa.
El pasado 10 de octubre, el Papa Francisco inauguró los trabajos del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, con una Misa celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Como parte de ese proceso, se escuchará primero a las diócesis, con sus parroquias, movimientos, escuelas, universidades y demás realidades. Luego, las Conferencias Episcopales trabajarán una síntesis de esa información, se celebrarán encuentros a nivel del continente y se preparará un instrumento de trabajo que guiará los debates en el 2023, donde se hará el documento que se entregará al Papa Francisco. Entonces, el Santo Padre podrá elaborar una Exhortación Apostólica Post Sinodal.
Durante la homilía, el Obispo de Arecibo explicó que “sinodalidad” significa “caminar juntos”.
“Desde luego no se trata sólo de caminar, sino hay un modo de hacerlo: juntos”, amplió. Al respecto, subrayó que se invoca al Espíritu Santo, “para que guíe este caminar”.
Por ello, haciéndose eco de las palabras de Papa Francisco en su homilía, dijo que en el camino que comienza hoy la Iglesia, todos están llamados “a ser expertos en el arte de la comunión con otros”, dando espacio a la adoración, a escuchar “lo que el espíritu quiere decir a la iglesia”, y a su vez, “encontrarnos cara a cara. Dejarnos alcanzar por las preguntas de los hermanos”.
“Todo encuentro requiere apertura, valentía, disponibilidad para dejarse interpelar”, dijo.
Entonces, destacó el esfuerzo por incluir los que a veces quedan excluidos, como los miembros de otras confesiones cristianas, los pobres, los discapacitados y las mujeres.
“Cada cristiano tiene un rol principal que desempeñar en la misión de la iglesia, todos los bautizados son piedras vivas”, proclamó, “Nadie está excluido de la misión del Evangelio”.
“Por eso, hermanos, uniéndonos a las palabras del Papa, pedimos que podamos ser peregrinos enamorados del Evangelio”, “abriéndonos al Espíritu Santo”, “con la alegría de saber que mientras buscamos al Señor es Él quien viene primero a nuestro encuentro con su amor”, concluyó al puntualizar que de modo especial en la Santa Misa, Jesús “viene a nuestro encuentro, con su amor”.
Previo a la Liturgia de la Palabra, se realizó una procesión con el Evangelio y el icono de la Virgen del Perpetuo Socorro, Patrona de la Diócesis de Arecibo.
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