Solución: La Familia

Compartimos este sencillo pero interesantísimo artículo de ¨El Vocero¨ de Puerto Rico:
http://elvocero.com/solucion-la-familia/

La familia no es un problema: es la solución. Y no solamente es la solución, sino que también ayuda a solucionar diversos problemas.


Todo el mundo sabe la influencia que el ambiente del hogar ejerce en el posterior comportamiento social de los hijos. Por la tanto, la familia es la gran ayuda en la resolución de los “megaproblemas” sociales, como son la drogadicción y la criminalidad. Fortalecer la familia, es ir solucionando con profundidad esos problemas. Y como tomará tiempo resolverlos, por eso precisamente hay que empezar desde ahora.
Por eso, deberíamos ir siempre en la dirección de fortalecer la familia, no de debilitarla, ni diluir ni hacer desaparecer su genuino contenido.
La institución familiar es la célula primaria del viviente tejido social: ¡no deshagamos este tejido!
Y la familia es también el primer lugar donde las hijas e hijos aprenden, junto a mamá y a papá, a convivir en sociedad; y a resolver, por tanto, en paz y concordia, los diversos conflictos. Ayudar al fortalecimiento y estabilidad de la familia es dar soluciones profundas a los males sociales.
Por eso, sería deseable que la decisión que emita el Tribunal Supremo de Estados Unidos en el próximo mes de junio, vaya en la línea de la sensatez que cabría esperar de tan alto foro: porque al fin y al cabo el tema a dilucidar es una cuestión de sentido común.
A veces se dice que el sentido común es el menos común de los sentidos. Sin embargo, esta afirmación no pasa de ser una broma.
También hay quienes aseguran, que el sentido común es el conjunto de los prejuicios que se inculcan en la juventud. Pero esta aseveración, no es sino un prejuicio sobre el sentido común.
En el diccionario se recoge que el sentido común es la facultad que la generalidad de las personas tiene, de juzgar razonablemente las cosas. Por tanto, es la aptitud o capacidad de formar juicio conforme a la razón. Y cuando se dice de algo que es “de sentido común”, se quiere significar que es conforme al buen juicio natural de las personas.
En tono coloquial, para referirse a alguna expresión que es de sentido común, se suele decir que es algo que “se cae de la mata”. Esta frase, según el “Tesoro Lexicográfico del Español de Puerto Rico”, que es una monumental obra de distinguidas profesoras del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, se aplica a algo que es evidente y lógico. Y lo evidente no necesita demostración.
Por otra parte, el periodista y escritor inglés, Chesterton, manifestó que “una sociedad está en decadencia cuando el sentido común ha llegado a ser poco común”.
Aplicando esto a la propuesta controvertida sobre el pretendido “matrimonio” igualitario, sería muy deseable que no imitemos a esos pocos países y jurisdicciones “avanzados” -avanzados en decadencia social-, por la falta de sentido común que exhiben en estos momentos una exigua pero influyente minoría.
Además, el actual debate sobre que el matrimonio siga siendo entre un hombre y una mujer, no es una “contienda” entre religiosos y derechos humanos, es un artificial debate entre la convicción razonable y razonada de una gran mayoría, y la conveniencia individual de muy pocas personas..
Por un lado, la convicción de que el matrimonio es entre un hombre y una mujer responde a razones obvias de tipo etimológico, biológico, histórico, etc. Si se actúa por convicción, con sentido común y buena voluntad, es fácil acertar.
Por otro lado, si se actúa por conveniencia, para ver hasta dónde llega el poder de determinados grupos que ejercen presión a través de diversos medios, se hace separadamente de los razonamientos. Y entonces se suele recurrir al sentimentalismo, a adoptar actitudes pocos comprensivas, a proclamar derechos inexistentes, así como a ridiculizar a los que llaman “oponentes”.
Por eso, el que la inmensa mayoría de personas estén a favor del matrimonio natural, no supone ninguna discriminación injusta. Más bien protege los derechos humanos de todas las personas, incluidas las homosexuales: estas merecen respeto y consideración y tienen derecho a que no se les confunda con un supuesto “matrimonio”. Y respecto a las diversas cuestiones económicas, de herencia, etc., hay otros mecanismos jurídicos para resolverlas.
Además, la palabra discriminación es una palabra discriminada. Si acudimos al diccionario de la lengua española, veremos que discriminación o discrimen tiene dos acepciones. La primera es la de separar, distinguir entre lo que es diverso.

La segunda acepción es dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, políticos, religiosos, etc. Ésta es la que puede denominarse discriminación injusta. Y es, por ejemplo, por la que se puede demandar a una empresa que discrimina contra un empleado por edad, sexo, afiliación política, embarazo, etc.
Sin embargo, no se discrimina injustamente contra nadie, si en un viaje en avión se va en clase turista y no en primera clase. Esta separación es lógica. Lo que hace la aerolínea es una discriminación en su primera acepción, que está en función de lo pagado, y que no conlleva injusticia alguna.
Igualmente, nadie discrimina injustamente contra el varón porque no pueda dar a luz, mientras la mujer sí tiene esa posibilidad. Y por esto, no está siendo discriminado en sus derechos humanos. Simplemente, se da una discriminación natural y lógica, es decir, en su primera acepción.
Por tanto, la familia no es un problema: es la solución. Y no solamente es la solución, sino que también ayuda a solucionar diversos problemas actuales, y evita que se originen muchos en el futuro.

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